El lenguaje y la simbolización son dos características que nos definen como personas. Nos ayudan en nuestra relación con el mundo y con las cosas. Toda dimensión humana ha de ser educada. Somos seres simbólicos; no podemos vivir sin narraciones, sin relatos que nos motivan y que nos implican afectivamente.
El ser humano es un animal capaz de atribuir significado a todo. La capacidad simbólica es nuestra característica más específica. Es lo que posibilita trabajar mentalmente, realizar representaciones mentales, imaginar, fantasear y aprender conceptos, el lenguaje y otra serie de habilidades abstractas importantes para la vida cotidiana.
¿Qué te sugiere el “tirón de orejas”? ¿No es eso ya un símbolo?
En educación es importante la existencia simbólica; poner palabras, imágenes, música o cualquier otro tipo de representación a lo que queremos que exista.
Tenemos la necesidad de humanizar. Fernando Savater dice que los seres humanos no llegamos a ser humanos si no nos humanizan los demás. Afirma que en todas las culturas ha hecho falta la transmisión de valores, de conocimiento y de sentido del tiempo. Los seres humanos son seres temporales que aprenden de la temporalidad de los otros. De los demás aprendemos la memoria del grupo, la memoria técnica, la memoria de las tradiciones y la memoria de las leyendas que dan significado al grupo.
Hablemos de los símbolos.
Toda expresión humana consta de un significante y un significado. El primero sería la imagen acústica, visual o icónica que hace referencia a un contenido o significado que está en la mente del emisor o del receptor de un mensaje.
El significante puede ser un signo que por convencionalismo social tramite un mensaje a obedecer, respetar o seguir como en el caso de la luz roja en tráfico que indica parar. Pero el mismo significante puede ser un símbolo, esto es que no remite solo a un significado, sino a otros significantes como puede ser el rojo de una bandera que se podría asociar a la sangre de la batalla.
¿Qué es el símbolo?
- Es aquello que nos dan los demás. El sentido lo aprendemos en los otros, nos hacemos humanos unos a otros.
- Es común a toda experiencia humana.
- No es utilitario. No sirve para nada en sentido utilitarista. Es gratuito.
- Se debe aislar el objeto, la palabra o el gesto de su contexto habitual. Un pan en una panadería no es un símbolo, tampoco lo es una rosa en una floristería, pero en sentido religioso, el pan tiene una connotación concreta o culturalmente una rosa se entrega el día de San Jordi. Es así como convertimos el objeto en símbolo.
- Es creador de sentido. Es limitado, está cerrado, definido. Pero en el símbolo descubrimos siempre sentidos nuevos y sin límites. El sentido del símbolo nunca se agota. No se puede cuadricular.
- Es clave en los momentos especiales. Cuando no tenemos las palabras oportunas se utilizan en situaciones dolorosas, de alegría o de profunda pena.
El símbolo es una expresión que comunica y nos acerca a los demás. Así, los stickers se están convirtiendo en símbolos y es posible mantener conversaciones mediante su uso a través de WhatsApp. La jerga con la que dos personas se relacionan acaba contagiándose al resto de amigos, el tono con el que utilizamos las palabras y la forma en que nos expresamos terminan convirtiéndose en símbolos.
El símbolo actúa en nosotros. Cuando se celebra algún evento es necesario presentar el símbolo, vivirlo. Nos encontramos en un mundo en el que se habla y se escribe mucho provocando una sobresaturación informativa.
Se debe combinar el símbolo con la acción simbólica. Nosotros hemos trabajado con entidades juveniles de carácter salesiano y en determinadas celebraciones se utilizan objetos como símbolos. Hay que situarlo correctamente y es esencial que hable por sí mismo. Tomar la palabra también tiene un carácter simbólico porque en función de quién hable, en qué momento y en referencia a qué o quienes tendrá un sentido u otro.

Estaremos encantados de que hagáis comentarios, porque toda sugerencia puede ser un gran aprendizaje y estamos dispuestos a seguir aprendiendo.