Estamos expuestos a la sociedad del espectáculo al navegar por las redes sociales y ver diálogos textuales en los que intervienen políticos, medios de comunicación y las millones de personas que cuentan con Twitter y Facebook. Es un espectáculo incierto y no sabemos si esas historias son verdaderas o falsas. Parece como si lo que “realmente pasa” fuese lo que “está sucediendo” en Facebook.
Es evidente que todo lo anterior afecta a los alumnos porque tienen un pensamiento crítico poco desarrollado y se creen todo lo que se comparte en redes, la emoción supera la razón, nos dejamos llevar por la exaltación y actúa nuestro sentimiento frente al raciocinio sin verificar las fuentes que emiten esos mensajes.
Es necesaria una formación en pensamiento crítico para que la emoción no impulse la difusión de mensajes manipulados y falsos. Las “fake news” son uno de los asuntos más comentados actualmente donde la verdad no es lo relevante, sino lo accesorio y esto es peligroso. Hay que tomar consciencia de nuestro entorno y no dar por cierta una noticia que se difunde rápidamente. Hay que recabar información poniendo atención en las fuentes porque cada tuit que retuiteamos repercute en otros asuntos como la propagación de una ideología concreta (por poner un ejemplo reciente: Trump y su campaña electoral). Hay quienes piensan que las redes sociales son el quinto poder y es que estas herramientas son de difusión, no de información por lo que para informarse de verdad hay que saber cuáles son las fuentes, ya que en las redes cada uno publica lo que quiere.
Por ello es necesario reivindicar el papel de los profesionales de la información para formar a alumnos críticos que duden, que indaguen para comprobar si esa noticia es verdadera o no lo es, es necesaria una nueva alfabetización directamente relacionada con las la “fake news” para poder saber detectarlas y no contribuir a la desinformación que genera tensión emocional, lo que condicionaría el uso del pensamiento crítico.
El problema es que dada la cantidad de estímulos que percibimos, en ocasiones ni siquiera los docentes tienen una formación adecuada para leer las líneas, leer entre líneas y leer más allá de las líneas. Tenemos que generar individuos capaces de mantener la alerta, reprimir ese impulso táctil de retuit y dudar. Esto es lo que se conoce como “literacidad crítica” fundamentada en la conciencia sobre el poder de la ciudadanía como agente de transformación social.
En cualquier contenido histórico, geográfico o social las emociones tienen un enorme peso emitiendo juicios de valor de contenidos, contextos y se van creando los estereotipos. Las emociones son claves en el análisis de las situaciones o en la toma de decisiones, ya que elegimos en base a lo que sentimos para sobrevivir o mejorvivir.
Los estudiantes deben ir más allá de lo que ven en las noticias y comprobar cuánta verdad hay en esa exposición informativa, deben hacer una crítica a los protagonistas de la noticia, sobre todo a los periodistas y medios de comunicación porque sabemos que están sesgados y manipulados e influyen en la ciudadanía, nos dirigen hacia una opinión o una sensación concreta, hacen que tomemos una noticia como verdadera aunque en realidad no lo sea. Por todo ello surge la necesidad de comparar las fuentes, la intencionalidad y la capacidad de manipulación de los medios; se trata de contrastar la información y de hacer lectura crítica.
“Leer las líneas, leer entre líneas, leer más allá de las líneas”
Estaremos encantados de que hagáis comentarios, porque toda sugerencia puede ser un gran aprendizaje y estamos dispuestos a seguir aprendiendo.