En el Día Mundial de la Creatividad, queremos hablar sobre la vergüenza que conlleva la creación de una obra de arte.
Crear una obra de arte provoca una sensación similar a la de contar un secreto familiar. Los secretos conllevan vergüenza y miedo e implica la siguiente pregunta: ¿qué pensarán de mí una vez sepan esto? Da miedo si nos han hecho sentir vergüenza de nuestra curiosidad y búsqueda social, sexual o espiritual.
La acción artística expone a la sociedad ante ella misma. El arte no hace otra cosa que sacar a la luz, iluminar y arrojar luminosidad sobre la oscuridad que hay en nosotros. Proyecta un rayo luminoso sobre el corazón de nuestras sombras y dice: ¿ves? Y cuando la gente no quiere ver algo se enfada con quien se lo enseña.
El arte abre armarios que traen curación, pero para curar las heridas han de ser vistas y para mostrarlas, hay que exponerlas. Consecuentemente, este acto del artista, provoca una reacción que avergüenza. Las malas críticas son una fuente esencial de vergüenza para muchos artistas.
“Sea lo que sea aquello que pienses que puedes hacer o que creas que puedes hacer, empieza. La acción tiene magia, gracia y poder en sí”, Goethe.
“Olvidó mi cumpleaños. Bah, bueno, no pasa nada”. Si nuestra vida se desarrolla con este tipo de experiencias, en las que de forma rutinaria no se respeta la necesidad de reconocimiento, enseñará a un niño que reclamar atención es un acto peligroso.
El camino del artista
Es natural que un artista joven llame la atención de sus ascendentes a través de logros. Se enfrentan a la ira o a la indiferencia y los jóvenes aprenden que nunca conseguirán la aprobación paterna.
Los creadores se avergüenzan sin razón, aprenden que crear es un error. Una vez aprenden esta lección, la olvidan al instante y la entierran debajo del no importa y la vergüenza pervive mientras espera poder alimentarse de nuevos esfuerzos. El acto de intentar hacer arte provoca vergüenza.
Muchos artistas sienten vergüenza a la hora de admitir sus sueños. La vergüenza se vuelve a despertar cuando somos adultos, nuestro artista interior es siempre un niño creativo. Por eso hacer una obra de arte puede hacernos sentir vergüenza.
¿Se debe, entonces, evitar las críticas? No. Lo que hay que hacer es aprender dónde y cuándo buscar las críticas adecuadas. El momento es muy importante.
Es posible que el arte requiera un espacio protegido y que los artistas lo encuentren apoyo en su familia, luego en la escuela y por último en una comunidad de amigos o de otra gente. El artista debe aprender a crear nuestros sus entornos protegidos. Debe aprender a proteger de la vergüenza a su niño artista.
Cuando el artista expresa sus vergonzantes secretos y utiliza el arte para ello, se libera de sí mismo y de la oscuridad.
Tenemos que ser capaces de distinguir las críticas útiles de las que no lo son y la creatividad es la única cura para la crítica, así que cabalga, asume el compromiso de hacer algo creativo.
Tómatelo con calma es en realidad un modus operandi. Significa “con calma se consigue”.
Te animamos, seas o no artista, a experimentar con la soledad y comprometerte a pasar tiempo en silencio, a adquirir el hábito de conectar contigo mismo. Se cree que para ser artista hay que ser duro, cínico e intelectualmente frío. Pero te decimos una cosa: deja eso para los críticos, deja que la sociedad diga eso y entiende que ser creativo es más productivo cuando te sientas fascinado que cuando te sientas acosado.
Te dejamos unas citas que nos llaman la atención:
Toma tu vida en tus propias manos y ¿qué sucede? Algo terrible: no hay a quien echarle la culpa
Erica Jong
Los artistas que buscan perfección en todas las cosas son aquellos que no pueden alcanzarla en nada
Eugène Delacroix
Descubriremos la naturaleza de nuestro genio particular cuando dejemos de intentar parecernos a los modelos, ya sean nuestros o de los demás, cuando aprendamos a ser nosotros mismos y permitamos que se abra nuestro canal natural
Shakti Gawain
¿Qué te parecen estas citas? ¿Qué opinas sobre la creatividad? ¿Estás de acuerdo con la vergüenza?