La creatividad es una forma diferente de procesar la información en la que se establecen nuevas conexiones que posibilitan la asociación de ideas y ofrece soluciones originales a los problemas que se plantean. Con ella se pueden realizar labores de forma distinta a la habitual; es un proceso en marcha, en desarrollo y dinámico; es una actitud que puede poseer cualquier persona. Todos tenemos la capacidad de crear.
¿Qué pasa con la creatividad en la educación? ¿Se promueve?
Lo cierto es que hay que desaprender lo aprendido y aprender a aprender; así, la pedagogía de la transmisión de conocimientos mediante la reproducción de contenidos y el trabajo en cadena es contrario a la creatividad. Igualmente ocurre con el trabajo individual, meritocrático y competitivo, son trabas que suponen un individualismo creativo. La creatividad dentro y fuera de la aulas es mejor desarrollarla en equipo.
Proponer la creatividad como propósito educativo e incorporarla en el ámbito educativo es un objetivo que toda institución educativa debería tener. Construir espacios orientados al despliegue de la creatividad donde se propicie el placer por aprender, conocer e investigar en compañía de los demás.
El educador juega un papel importante, tiene que estar abierto al cambio y es una gran figura que generará seguridad y sensibilización por los problemas en sus destinatarios o discentes. El educador es modelo y promotor de la creatividad. Así, diseñar clases de apoyo escolar, elaborar un proyecto de investigación, realizar una revista o un taller pueden convertirse en oportunidad de desarrollo de la creatividad.
La creatividad debe potenciar el entusiasmo de los alumnos desde el ámbito familiar y seguir fomentándolo en la escuela, hay que enseñar al alumno a disfrutar de la investigación, la indagación y la exploración. La escuela debe ofrecer actividades que premien la innovación y donde se acepten los errores y los fracasos, estimular a los alumnos a que rompan con lo estereotipado.
La creatividad es un objetivo que pretende producir el cambio en el modelo educativo estandarizado: individuos que son como máquinas, habilidosas en los exámenes, estigmatizados ante el fracaso y el error. A medida que van creciendo, los niños son orientados hacia lo corriente, hacia lo establecido y se les inculca el miedo a la equivocación. Esto es un peligro, ya que la crítica les frustra, perdiendo la capacidad creativa; por ello es necesario que los niños aprendan a expresar y recibir críticas constructivas y a saber discernir entre las positivas de y las negativas.
Ken Robinson propone cambiar el sistema educativo estandarizado por uno innovador basado en la creatividad. Educar implica enseñar para la transformación y la formación de personas originales, flexibles, con proyección de futuro, con iniciativa, confianza, valentía ante nuevos retos, capacitadas y adiestradas para afrontar problemas a lo largo de su vida. El estudiante debe sentirse cómodo en climas dinámicos donde aflore la curiosidad, la originalidad, la novedad, la imaginación y la reflexión.

¿Miedo y vergüenza a expresarnos?
Sí, ocurre. Creemos que el acto de preguntar supone ignorancia y debilidad pero, ¿no es precisamente preguntando como se aprende? Preguntar ayudará a disfrutar del proceso y no centrar la atención únicamente en el resultado.
La creatividad estará presente y será necesaria en las relaciones personales y en el desempeño laboral.
Comunicación y creatividad
Con la comunicación se logra un entendimiento participativo y se pueden construir productos creativos en equipo siendo la retroalimentación un gran arma de creación. La acción comunicativa es dar sentido y significado al actuar y al convivir con los otros; busca el entendimiento participativo, reducir los malentendidos, las tensiones y los conflictos mediante técnicas como la negociación que permitan la aceptación y el reconocimiento del otro.
Como hemos mencionado anteriormente, la creatividad se desarrolla mucho mejor en equipo, llegando a acuerdos y aprovechando la inteligencia colectiva para fomentar la creatividad, la empatía, la escucha, valorar todas las respuestas a cualquier cuestión planteada por muy inusual que sea. La libre expresión del grupo y la resolución de problemas ayudan al desarrollo de la creatividad.
Teniendo como base el respeto mutuo de las ideas e intereses expuestos, la interacción conlleva un compromiso y una responsabilidad que permitirán poder llevar a cabo actividades creativas.
¿Cuáles se te ocurren a ti?
Estaremos encantados de que hagáis comentarios, porque toda sugerencia puede ser un gran aprendizaje y estamos dispuestos a seguir aprendiendo.